La ciudad de Bagán, a orillas del río Irawadi en Myanmar (Birmania), desconcierta al viajero con sus miles de pagodas y templos. Se trata de una de las maravillas de Asia. El propio Marco Polo, en su El libro de las Maravillas del Mundo, la calificó como “uno de los lugares más bellos del mundo”. El período de esplendor de Bagán se prolongó desde el siglo XI hasta el siglo XIII, y durante ese tiempo se construyó un gran número de magníficos edificios. La ciudad fue saqueada por Kublai Khan en 1287, y nunca fue reconstruida.
Pocas sensaciones sobrecogerán más al viajero a lo largo de su vida que las que disfrutará contemplando, al atardecer, los 5.000 templos que se levantan en apenas cuarenta kilómetros cuadrados, desde lo más alto del gigantesco Templo Thatbyinnyu.
Recorrer sus miles y miles de edificios en alguno de los carros que, tirados por caballos, alquilan los lugareños, es una experiencia agotadora pero irrepetible que tendrá sus momentos de mayor admiración cuando el viajero contemple la blanca estructura del Templo Ananda, los mosaicos del Mingalazedi, las terrazas del Shwesandaw, los arracimados Budas del Manuha o la dorada hermosura del Shwezigonpuntos.